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Litigios y luchas reales

por el Lcdo. Donald R. Milán Guindín

¿A quiénes de ustedes les gustan las películas, series de televisión, libros o los documentales que tienen que ver con abogados y grandes litigios? Como norma, cuando le hago esa pregunta a un grupo de candidatos a jurado durante el proceso de selección todos suelen contestar en la afirmativa. Por alguna razón las batallas judiciales suelen ser tema de interés para muchos. Me vienen a la mente películas como Class Action, A Civil Action, The Verdict, The Rainmaker, True Believer, And Justice For All, The Firm, To Kill a Mockingbird, A Time to Kill y The Lincoln Lawyer y series como Shark, Goliath, Matlock, Perry Mayson y American Crime Story: The People v. O.J. Simpson. También vienen a la mente documentales como The Garden, Gideon’s Army y Whitey: United States of America v. James J. Bulger. Les aseguro que se me olvidan muchos títulos de grandes producciones. Algunos de los antes mencionados fueron basados, en parte, en eventos reales o los personajes (los abogados principalmente) fueron basados en abogados reales. Hoy, YouTube y otros sistemas nos permiten conocer un poco más sobre grandes abogados como J. Tony Serra y Gerry Spence, por mencionar dos geniales abogados defensores de los derechos humanos y autores de varios libros. El primero (Serra) ha servido como inspiración para la creación del personaje principal de dos de las películas antes mencionadas. El segundo (Spence) es el fundador del Trial Lawyer’s College. Invito al amigo lector a estudiar a ambos, Serra y Spence.

Sin temor a equivocarme, aseguro que la figura del abogado defensor se encuentra entre los personajes favoritos de cualquier fanático del cine. En general, el abogado que lucha en contra de los grandes intereses, contra las injusticias y en defensa de los débiles es la aspiración de muchos jóvenes abogados, eventualmente sucede algo que cambia tal asunto, pero eso es tema para otra ocasión.

Ahora bien, se preguntaran el porqué del tema, hasta ahora, desarrollado. La realidad es que en nuestra Isla, al presente, se están dando litigios con los cuales se podrían hacer producciones fílmicas o documentales. La lucha en Peñuelas, ciertamente, es el mejor ejemplo. Tiene, esa lucha, todos los elementos para involucrar y comprometer los sentimientos de sus espectadores si fuese una película o un documental. Amigo lector, siga el relato: imagine una poderosa compañía que por obtener ganancias contamina el medio ambiente, un pueblo pobre y pequeño, un gobierno con la capacidad para controlar la información y la obtención de permisos, una fuerza policíaca gigantesca capaz de crear un estado militar en el pequeño pueblo con el fin de brindarle seguridad privada a la compañía. Imagine el sufrimiento de los que viven en ese pueblo. Imagínese ahora un grupo de personas dispuestas a hacerle resistencia a la compañía y al Gobierno. Justo sería incluir a los abogados, todos dispuestos a defender a esas personas, a esos héroes sin importar las amenazas o el costo. ¿Acaso no sería ese relato suficiente para la creación de un gran libreto? ¿Sería suficiente para levantar pasiones, para sacarle lágrimas a la audiencia? ¿Sería suficiente ese relato para levantar conciencia?

Temo que el Pueblo no comprenda la magnitud y las implicaciones de tan noble batalla, la culpa no es del Pueblo, pero sí de quienes controlan la información. La solución inmediata, más allá del deseo de que termine por siempre el depósito de cenizas, la desconozco. Sin embargo, eso no significa que debemos quedarnos cruzados de brazos. Nuestro sistema, llamado democrático, responde a las peticiones del Pueblo. Exijamos un cambio, exijamos un medio ambiente limpio. Invito al amigo lector, que de su inteligencia no dudo, a estudiar el tema de Peñuelas y a exigir respuesta y soluciones al Gobierno.