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María y el maltrato animal

Por la Lcda. Shakira Santiago Rodríguez (Originalmente publicada en El Nuevo Día)

A más de dos meses del azote del huracán más fuerte que ha impactado nuestra isla del encanto, los puertorriqueños nos seguimos levantando a pesar de las adversidades a las cuales nos enfrentamos. Antes de la llegada del huracán María, nos preparamos y almacenamos alimentos, agua, medicinas, baterías, linternas y protegimos nuestros familiares y nuestras pertenencias. Al proteger nuestros familiares, indudablemente incluí a nuestras mascotas.

De hecho, los albergues en Puerto Rico fueron habilitados para refugiar, aproximadamente, 10,059 personas y 189 mascotas, en virtud del Pets Evacuation and Transportation Standards Act del 2006. Las imágenes de las personas llegando a los refugios con sus mascotas fue admirable e impresionante. Las diversas campañas que instaron a las familias a incluir sus mascotas en sus planes de emergencia dieron frutos, salvo limitadas excepciones. Desgraciadamente hubo personas que abandonaron sus mascotas, algunos amarrados, a la merced del huracán. Estas personas no tuvieron en consideración a uno de los miembros más vulnerables e importantes de su familia ante los embates de María.

Para estos casos, la Ley 154 de 2008, Ley para el Bienestar y la Protección de los Animales, su artículo 2 dispone en lo aquí pertinente, que cualquier persona que encierre, amarre o de otro modo limite el movimiento de un animal causándole un sufrimiento innecesario cometerá un delito menos grave exponiéndose a una multa individualizada no mayor de 90 días, la cual podrá cumplirse entre servicios comunitarios; reclusión o restricción domiciliaria o una combinación de las referidas penas. En relación al abandono de mascotas, la precitada Ley 154 de 2008, en su artículo 1 dispone que, si una persona deja el animal en un lugar con la intención de desampararlo comete un delito grave de cuarto grado que conlleva una imposición de reclusión de entre seis meses a tres años. Ahora bien, si como consecuencia del abandono del animal éste sufre una lesión física severa o le causa la muerte, la persona cometió un delito grave de tercer grado que conlleva una imposición de reclusión de entre tres años y ocho años.

Durante el huracán fue extremadamente conmovedor las imágenes de aquellas personas que arriesgaron sus vidas para salvar una mascota. Nuestro espíritu valiente le demostró al mundo que nuestras mascotas, domésticas, de granja y agrícolas, forman parte de nuestra familia y, como tal, no las dejamos atrás. Ahora bien, el desenlace que María produjo sobre nosotros definitivamente representa un escenario para el cual no estábamos preparados. Con ello, se despertaron los sentimientos de miedo, incertidumbre, tristeza y frustración. Estos sentimientos no están reservados para los humanos ya que nuestros animales también padecen de los mismos porque son seres racionales y sensitivos. De hecho, según estudios publicados en la revista Psychology Today y National Geographic, los animales tienen la capacidad para sentir y demostrar amor, alegría, tranquilidad, disgusto, coraje, empatía, extrañar entre muchos otros sentimientos. El hecho de que no lo expresen de la misma forma que tú no implica que no lo sientan. Por tal razón, es de suma importancia velar y atender las necesidades físicas y emocionales de tu mascota.

Por otro lado, a raíz de la “visita” de María, ha brillado un desbordamiento de solidaridad, compasión, ayuda, desprendimiento, empatía, amor y entrega. Basta leer los titulares de los periódicos y revistas, locales e internacionales, para constatar las ayudas humanitarias que llegan a nuestros puertos. Se han podido relocalizar mascotas a otros albergues en los Estados Unidos; grupos de personas se han unido para levantar los santuarios y albergues que sufrieron pérdidas estructurales como resultado del huracán; se han creado clínicas de vacunación para mascotas; entre muchas otras ayudas para estos seres tan maravillosos que dependen enteramente de nosotros. La Comisión Especial sobre los Derechos de los Animales, comisión que tengo el honor de presidir y adscrita al Colegio de Abogados de Puerto Rico, fue constituida para, entre otros propósitos, brindar servicio a la comunidad organizando eventos para concienciar sobre la importancia de la protección de los derechos y bienestar de los animales. En cumplimiento con dicho propósito, la Comisión ha planificado una serie de recogidos de alimentos para santuarios y albergues de animales alrededor de la isla.

Recientemente la Comisión, en unión a DAS servicios legales, realizamos un recogido de alimentos para mascotas, el primero de muchos, siendo el área oeste la primera en impactar. Gracias al esfuerzo, voluntad y colaboración de muchos, recogimos 5,000 libras de comida que benefició al Santuario San Francisco de Asís de Cabo Rojo; Albergue Villa Michelle de Mayagüez; Pitbull’s Angel Rescue de Aguadilla y Santuario San Sebastián Mártir, de San Sebastián. Como ejemplo de solidaridad, el Animal Law Committe del American Bar Association de los Estados Unidos advino en conocimiento de nuestro esfuerzo, se unió al mismo y recaudó donativos monetarios para adquirir alimentos. Imagina todos los animales que se beneficiaron gracias a tu colaboración y sus caritas de satisfacción porque tuvieron su plato de comida y pudieron saciar su hambre.

Siempre recordemos lo siguiente: los animales son parte de nuestro prójimo y, como tal, merecen un trato digno y humanitario. El compromiso hacia nuestras mascotas tiene que ser recíproco; el mismo no está condicionado a los vaivenes de la vida. Resulta inconsecuente abandonar el compromiso de vida que hiciste con tu mascota por circunstancias ajenas a ella. En resumidas cuentas, tenemos una obligación moral y legal de proteger, valorar y respetar la vida de todos los animales. Esto nos proyecta como un país de vanguardia, sensible y mentalmente saludable. Ante este momento histórico es imprescindible que los puertorriqueños, unidos a nuestras mascotas, permanezcamos en pie reconstruyendo sobre una zapata firme el futuro de nuestro país.

Foto: PETA (Facebook)