NOTICIAS

El «stand-up comedy» y los derechos de autor

por el Lcdo. Leonardo J. Colón Pagán (Ferraiuoli LLC)

Recientemente el comediante Conan O’Brien optó por resolver fuera de los tribunales una demanda presentada en su contra en la que fue acusado, junto a sus escritores, de violaciones de derechos de autor. La demanda, presentada en 2015 por Robert Kaseberg, alega que varios chistes que publicó en su blog fueron repetidos por O’Brien durante su programa nocturno. El «robo» de material es un problema que abunda en el mundo de la comedia. La espontaneidad y naturalidad que generalmente caracterizan la comedia hacen de este arte uno sumamente susceptible a violaciones de derechos de autor, ya que muchas veces es difícil determinar si un chiste está protegido o no.

Un problema que enfrentan muchos comediantes en cuanto a derechos de autor es saber qué parte de su trabajo puede ser protegida. Los derechos de autor protegen la expresión de una idea, no la idea en sí. Generalmente, la idea que da base a un chiste puede ser expresada de muchas formas, por ejemplo:

pixel

Aunque ambos comediantes hicieron esencialmente el mismo chiste, hay dos expresiones diferentes de la misma idea, por lo que ambos podrían estar protegidos. En casos como este, se evalúa el nivel de originalidad que tienen ambos chistes, requisito estatutario para ser protegido por los derechos de autor. No obstante, debido a que el nivel de originalidad requerido para ser protegido es mínimo, es sumamente difícil separar los elementos de cada chiste y determinar si uno no cuenta con el de originalidad. Esta tarea resulta aún más difícil en un tribunal, ya que analizar chistes de una manera legalmente técnica puede tener un efecto neutralizante, eliminando su humor y rebajándolos a meras oraciones.

Otro requisito estatutario que presenta un problema para los comediantes es que para una obra ser protegible por los derechos de autor la misma debe estar fijada en un medio tangible. Esto significa que si no está escrito y no fue grabado en audio o vídeo, no está protegido. Este problema ha sido un poco aliviado por el acceso a la tecnología que existe hoy día. Las redes sociales, los teléfonos inteligentes y los podcasts ayudan a que el material del comediante quede fijado, aunque haya sido espontáneo o improvisado. No obstante, la casa de un comediante es la tarima. Aunque muchos comediantes mantienen libretas donde escriben su material, cuando suben a una tarima crean material nuevo que no necesariamente está escrito. Este es el caso cuando se realiza un espectáculo de improvisación o se lleva a cabo un intercambio con el público, por ejemplo. Si no se toman las medidas necesarias antes o durante una presentación en vivo, material creado por un comediante está expuesto a ser usado por otros, dejando al creador sin ningún remedio.

Observar situaciones cotidianas y comentar sobre ellas de manera humorística es el pan de cada de día para un comediante profesional. Aunque en ocasiones es inevitable que dos comediantes independientemente creen el mismo chiste, algunos, como en todo ambiente artístico, carecen del talante ético necesario para no usar material creado por otros. Esto es un problema aún más grande cuando se toma en cuenta el factor económico que requiere resolverlo en los tribunales. Para evitar esto, en la comedia es importante desarrollar un estilo personal, ya que esto ayuda al elemento de originalidad durante el proceso creativo. Además, todo comediante debe asegurarse de que su «stand-up» esté escrito o sea grabado mientras está siendo presentado al público. Dar un toque personal a un chiste puede evitar, hasta cierto punto, que otro pueda usarlo, y escribirlo o grabarlo ayuda a que otros comediantes conozcan su existencia cuando están desarrollando su propio material.

¿Aún no estás suscrito a Microjuris? Házlo aquí¿Necesitas cumplir con tus créditos de Educación Jurídica Continua? Házlo en nuestra sección de cursos en línea.