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Guía práctica para la argumentación ante los jueces apelativos

La exjefa de la división apelativa de la fiscalía federal de Maine, Margaret McGaughey, habló sobre el tema durante una charla para abogados y abogadas.

Por Daniel Rivera Vargas

Como producto de entrevistas a jueces durante varios meses, la exjefa de la división apelativa de la fiscalía federal de Maine, Margaret McGaughey, ofreció un seminario a abogados con consejos para la argumentación oral ante jueces del Tribunal de Apelaciones para el Primer Circuito.

 La abogada McGaughey abordó en su presentación oral titulada First Insights -coordinada por el Primer Circuito-temas que van desde cómo prepararse para una argumentación oral, qué cosas le molestan a los jueces, y hasta el buen manejo de preguntas para las que no se tienen respuestas al momento. La abogada explicó que su presentación fue producto de entrevistas a jueces por los pasados dos veranos, tanto los del primer circuito, como jueces estatales.

McGaughey dijo que, aunque la mayoría de los casos no tienen vistas orales, sino que se resuelven de forma escrita, cuando hay una vista oral está «hace una diferencia. Quizá no en el resultado, sino en el razonamiento del tribunal».

En la presentación a través de la plataforma Teams, McGaughey hizo varias listas, siendo la primera de los seis grupos de habilidades que entiende son necesarias en la práctica oral apelativa.

El primero de ellos es la paciencia para encontrar los hechos no solo que te favorecen, sino los que no te favorecen.  Más adelante, en un tema relacionado, exhortó a los abogados a comenzar directamente con los «issues» en controversia y evitar caer en hacer «un resumen del caso».

«Los jueces del Primer Circuito están demasiado preparados», dijo.

Habilidad para hacer un «storytelling»

El segundo es que debes desarrollar habilidad para hacer un cuento, en el que puedas distinguir con claridad quién es quién en la historia.

En tercer punto hay que ser un académico de tu caso, y debes ser la persona que más sepa los hechos de tu caso al momento de argumentar, incluso para corregir a los jueces de ser necesario, aunque siempre con respeto.

El cuarto punto es la necesidad de ser un poco Shakespeare, para ser preciso y conciso en la presentación de tu caso. «Cuando comencé en el Primer Circuito nos daban cuarenta minutos para argumentar, cuando me retiré eran cinco», contó la letrada.

En quinto lugar, dijo que hay que estar consciente de tu proyección, de que es importante que proyectes convicción, conociendo a la audiencia, lo que incluye conocer quiénes son los tres jueces que verán la vista oral. «Esto es teatro en vivo», comentó.

«El juez (Kermit) Lipez me dijo: «si tú no crees en tu caso, ¿cómo esperas que nosotros creamos en tu caso? Debes llegar completamente convencido de que debes ganar», sostuvo McGaughey.

Asimismo, en sexto lugar, hay que ser un peleador, y eso incluye estar consciente de que a veces cogerás una paliza.

Agregó McGaughey que los jueces esperan que los litigantes deben argumentar con ellos (push back), pero «deben hacerlo de forma respetuosa».

La letrada dijo que se debe evitar llegar a las argumentaciones orales sin conocer los hechos del caso. En un tema relacionado, dijo que cuando una firma grande de abogados o abogadas tiene el caso, a veces envían al socio o socia principal del bufete a argumentar, y en opinión de ella debería ser el abogado o abogada que preparó el «brief» porque él es la persona que conoce todos los pormenores del caso.

«Demasiados abogados van a los argumentaciones orales asumiendo que los jueces conocen los hechos. Los jueces conocen la ley, a veces la han escrito, pero dependen de ti para conocer los hechos», sostuvo McGaughey.

Proyección

En la presentación, la abogada hizo varias exhortaciones en términos de la proyección.  Por ejemplo, dijo que no es recomendable en ese esfuerzo oral argumentar todos los asuntos, sino enfocarse en los principales; y exhortó a no usar  ayuda visual o decir que su cliente está en la sala porque ambos son elementos en lo que las y los jueces entienden que el abogado o abogada está tratando a los jueces como jurados, y eso no les gusta.

También, dijo que los y las abogadas deben tener cuidado de no llevar algo escrito -llamó la atención tanto al uso de la libreta legal amarilla tradicional o la tecnología actual del Ipad-  esto para «no caer en la tentación de leer» porque la prioridad es procurar tener «una conversación» con los jueces y «mirarlos a los ojos», incluso llamando al juez que hizo determinada pregunta directamente por su nombre.

La técnica que ella usaba respecto a notas escritas era tenerlas anotadas en tarjetas, para facilitar mover esas anotaciones, según los puntos que traiga el otro abogado o abogada o las preguntas del magistrado.

Otro punto interesante que trajo, es que el abogado o abogada debe tener más de una razón para argumentar con los jueces por la que su caso debe prevalecer, lo que llamó argumentaciones «correa y tirantes» (belt and suspenders).

«Si tu caso no se sostiene por la correa, que se sostenga por los tirantes», indicó en la conversación interactiva con cientos de participantes de la charla.

Al momento de argumentar, exhortó al abogado o abogada a comenzar enumerando los temas que iba a plantear en su argumentación. De igual forma, indicó que los abogados y abogadas deben ser los primeros que traigan los puntos difíciles directamente. Dijo que cuando ella fue oficial jurídico, una de sus tareas era identificar los argumentos de derecho que habían sido ignorados por los abogados o abogadas.

 Asimismo, McGaughey dijo que había tres reglas de oro para la argumentación oral apelativa. Prepararse, escuchar y contestar.

Respecto a prepararse, dijo que el abogado o abogada debe haberse leído todo sobre su caso antes de la argumentación. Una forma de hacerlo, esto para los abogados o abogadas menos experimentados, dijo McGaughey, es que cinco días antes de la vista debes repasar el caso, dos días antes debes preparar un «brief» del mismo y el día de la argumentación temprano en la cafetería de la corte, buscarle un nuevo giro al caso para estar preparado.

Una buena argumentación oral es una combinación de estar preparado y ser espontáneo. «Mark Twain decía que le tomaba dos horas preparar un «speech» espontaneo», sostuvo.

Parte de prepararse es practicar argumentar oralmente, ya sea con otros abogados o abogadas del bufete, con un amigo o solo frente a un espejo y grabarse haciéndolo.  El día de la vista hay que procurar estar descansado, bien alimentado y con la voz «en forma».

McGaughey dijo que los nervios «toman diferentes formas» y se manejan de diversas formas, pero hay «buenos nervios» y «malos nervios». Lo ideal en los abogados o abogadas es tener el enfoque de «un caballo de carrera» para que al momento de la argumentación, independientemente que en tu vida personal hayas tenido una pelea con un familiar o un problema con el carro, que puedas obviar todo lo que no sea relacionado al caso para ser lo más efectivo posible en esa presentación.

El tema del respeto a los jueces  y juezas fue una constante en la presentación de McGaughey. Por ejemplo, dijo que de las entrevistas a los jueces resultó que a ellos no les gusta que les digan que son los autores de determinada decisión. «Eso es un no-no», dijo citando a uno de los jueces.

A los jueces entrevistados no les gustaban las frases trilladas, como decir «yo fui abogado litigante». Ella dijo que particularmente detesta cuando se usa «francamente», «honestamente», o «siendo candoroso». Tampoco exhortó a los letrados a llevar chistes como parte de la argumentación, pero ser capaz de reírse de alguna broma de un juez.

«No digas ‘esa es una buena pregunta’. Claro que es una buena pregunta si no lo hubieran hecho. Es mejor decir ‘me alegro que haya hecho esa pregunta’. Estás invitando a la conversación», dijo.

McGaughey dijo que puede haber un juez hostil, pero eso no quiere decir que le falle en contra. Además, afirmó, en los paneles apelativos son tres los jueces, así que aun cuando ese juez no apoye sus posturas, hay otros dos jueces que convencer.

Esa tercera regla dorada, según McGaughey, es contestar lo que se pregunte. Se debe contestar de inmediato y no decir «eso lo contesto más tarde» porque el juez no va a oír nada más de lo que digas hasta que contestes su pregunta

«Los jueces se molestan. Aun cuando la pregunta está totalmente fuera de tu planteamiento, aun así, debes contestar. Si estas siguiendo alguna anotación, pon tu dedo en lo que se te quedó pendiente y cuando termines de contestar, retomas desde ese punto», dijo McGaughey.

Pero, ¿qué debes hacer si no sabes la respuesta? Dos opciones,  sostuvo la conferenciante, decir no es importante y decir brevemente porque, o reconocer que es importante, que no sabes la respuesta, y pedir permiso para redactar una explicación escrita posterior. «Es mejor pasar una leve vergüenza de dar una respuesta incorrecta y arruinar tu reputación», dijo McGaughey.