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Confrontación en Pine Ridge, la historia de Leonard Peltier

La venganza es lo que domina la conciencia del colonizador.
—Leonard Peltier

Producido por Robert Redford y dirigido por Michael Apted, el documental Incident at Oglala (1992) examina el caso de asesinato de dos agentes del FBI, Jack R. Coler y Ronald A. Williams, durante el verano de 1975 en la reserva indígena de Pine Ridge en Dakota del Sur. Los hechos ocurrieron cerca de Wounded Knee, el lugar donde soldados estadounidenses masacraron a la población nativa a finales del siglo XIX, incluyendo al famoso jefe sioux Toro Sentado. Según la historia narrada por el propio Robert Redford, el 6 de junio de 1975 los agentes fueron asesinados en un pueblo cerca de Oglala, y aunque muchos fueron acusados ​​del crimen, el único condenado por homicidio fue el líder nativo americano, Leonard Peltier, a pesar de las pruebas contradictorias surgidas durante el proceso judicial. Unos meses después del estreno del documental, el director Michael Apted trató el mismo tema en su película Thunderheart, protagonizada por Val Kilmer y Sam Shepard.

Una investigación del contexto histórico de la década es suficiente para ilustrar que los años setenta fue una época marcada por el conflicto, un sinnúmero de asesinatos sin resolver y tiroteos en el escenario de las reservas indígenas, causados por un choque de culturas entre los indios Sioux (tradicionales) y los indios americanizados. Como parte del proceso de mediación, el Movimiento Indígena Americano (AIM, por sus siglas en inglés) fue invitado a la reserva para ayudar a reafirmar los valores tradicionales en la propiedad de Calvin Jumping Bull en el extremo sur de Oglala.

El «incidente en Oglala» fue precipitado por la investigación del FBI para esclarecer la querella de un par de botas de vaquero robadas en ese contexto violento del conflicto en la reserva de Pine Ridge. Fue allí que los agentes emprendieron la persecución de un joven activista, Jimmy Eagle, sospechoso del robo. Como resultado de un tiroteo con un grupo de activistas nativos americanos, los dos agentes – y un nativo americano – habían muerto. No se presentaron cargos de asesinato contra el agente que mató al nativo americano pero sí contra los sospechosos de asesinar a los agentes federales.

Después de un juicio complejo, en el 1976 se encontró culpable al tercero de los acusados, Leonard Peltier, quien fue perjudicado a raíz de una declaración jurada falsa proporcionada por Myrtle Poor Bear, una mujer que no lo conocía pero que ofreció el testimonio bajo amenaza del FBI. El resultado fue nefasto, ya que el posiblemente inocente Peltier fue condenado y sentenciado a cadena perpetua por los asesinatos.

Interesa sobre todo las numerosas preguntas que quedan sin respuestas sobre irregularidades en el proceso judicial y el rol del gobierno y la política estadounidense en el caso y su desenlace.

por Hector Melendez Franco