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Herederos de escritora Harper Lee demandan a compañía de Broadway

El fideicomiso de Nelle Harper Lee —autora del famoso bestseller To Kill a Mockingbird— presentó una demanda en contra de la compañía de producción teatral Rudinplay, por violación de contrato, ya que alegadamente alteró la forma en la que se presentan los personajes de la novela en su adaptación para Broadway.

Lee la demanda: Tonja B. Carter v. RUDINPLAY, Inc.

Según la demanda, antes de fallecer en el 2016, Lee aprobó un contrato con el productor Scott Rudin, otorgándole los derechos de su obra a cambio de $100,000 dólares y la promesa de que la obra permanecería fiel a la historia original. Para la redacción del libreto, Rudin contrató a Aaron Sorkin, escritor de las afamadas series «The West Wing» y la película «The Social Network». Lo que surgió del trabajo creado por Sorkin es una perspectiva muy distinta al trabajo creado por Lee, indica la demanda.

En primer lugar, en la demanda se señala que Rudin y Sorkin alteraron sustancialmente los personajes principales: el abogado Atticus Finch y sus hijos Jem y Scout. Es importante enfatizar que el personaje de Finch está inspirado en el propio padre de Lee, quien también era abogado. Asimismo, el escrito señala que se alteraron los procedimientos del juicio de Tom Robinson, el hombre negro que en la novela fue acusado falsamente de la violación de una mujer y que se cambió el contexto en donde surge la controversia de la novela, originalmente ubicado en un pequeño pueblo de Alabama, durante la década de los 30. Los demandantes alegan que todo esto constituye una violación al contrato que Rudin formara con Lee.

Por su parte Rudin contestó que no podría ni quiere presentar una obra ubicada en el contexto de los 1930, en cuanto a las políticas raciales de esa época, ya que no sería de interés para los espectadores.

Sobre ese tema, Rudin realizó una entrevista en el 2017, en la que adelantó los cambios que se habían hecho a la novela original en el libreto de la obra. Por ejemplo, este expresó que los personajes de Jem y Scout, hijos de Atticus Finch, se comunicarían según su estilo, ya que no había escrito sus diálogos como si fueran niños. Además, detalló que contrario a la novela, en la que Atticus Finch tiene una alta consciencia moral y social desde sus inicios, en la obra este pasa por un proceso de reflexión y concienciación luego de un proceso de negación sobre el racismo de sus vecinos.

«Se convierte en Atticus Finch al final de la obra y mientras avanza la obra, este tiene una especie de discusión continua con Calpurnia, el ama de llaves, que tiene un rol mucho más importante en la obra. Y es que Finch niega que vecinos, sus amigos y el mundo que lo rodea, es tan racista como es, que un jurado del Condado de Maycomb podría encerrar a Tom Robinson cuando es tan obvio lo que sucedió. Finch se convierte en un apologista de estas personas», señaló Rudin en la entrevista antes mencionada.

En una declaración enviada a The Washington Post, una portavoz de la compañía de Rudin, Rudinplay, criticó el patrimonio de Lee por su pasado «comportamiento litigioso» y su manejo del trabajo de Lee antes y después de su muerte.

«Esta acción emprendida por el fideicomiso de Harper Lee es un paso desafortunado en una situación donde simplemente hay un desacuerdo artístico sobre la creación de una obra que la propia Sra. Lee quería ver producida», dijo la declaración, de la portavoz Annie Ehrmann.

«El fideicomiso tiene una desafortunada historia de comportamiento litigioso, tanto de presentación como de haber sido demandado en numerosas ocasiones, y ha sido objeto de considerables controversias en torno al manejo del trabajo de Harper Lee tanto durante su enfermedad como después de su muerte. Desafortunadamente, esto es simplemente otra demanda similar, la última de muchas, y creemos que no tiene ningún mérito», añadió.