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Mujeres demandan a universidad de Yale por cultura de acoso en fraternidades

Descarga el documento: McNeil v. Yale University

Tres estudiantes de la Universidad de Yale presentaron una demanda de clase contra esa universidad pues presuntamente en dicha institución se promueve un ambiente en el que el uso excesivo del alcohol dicta las dinámicas sociales entre los universitarios.

La demanda fue presentada en el Tribunal federal de Connecticut, por Anna McNeil, Eliana Singer y Ry Walker, estudiantes de bachillerato. Según las alegaciones, las tres estudiantes sufrieron de hostigamiento sexual en fiestas de fraternidades. De igual forma, alegan conocer de otras mujeres y personas no-binarias que han sufrido hostigamiento y agresión sexual en ese tipo de actividad.

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«Yale es un microcosmos de la epidemia en curso de acoso y agresión sexual en las fraternidades integradas por hombres. Durante décadas, la investigación en ciencias sociales ha advertido que las fraternidades perpetúan y normalizan las diversas formas de discrimen de género y violencia sexual. Los estudios han encontrado que los fraternos cometen agresión sexual a una tasa tres veces mayor que la de otros estudiantes universitarios masculinos. Según se informa, los fraternos también tienen más probabilidades de usar alcohol para obtener relaciones sexuales, más probabilidades de estar involucrados en violaciones en grupo, son más propensos a respaldar los roles tradicionales de género y a adoptar mitos de violación. Sin embargo, las fraternidades siguen siendo instituciones poderosas. Los colegios y universidades dependen de las fraternidades, entre otras cosas, porque albergan a los estudiantes, sirven como lugares sociales y producen una fuente cada vez mayor de ex-alumnos donantes de dinero», indica la demanda.

Es bajo ese supuesto que las estudiantes responsabilizaron a Yale, por hacerse «de la vista larga» ante la problemática del comportamiento de los fraternos para no afectar sus intereses económicos. De igual forma, las demandantes arguyeron que Yale no regula ni impone estándares para las actividades en las fraternidades, ofreciéndole en cambio puestos de liderato y oportunidades de trabajo a sus miembros.

En la demanda también se denuncia la práctica discriminatoria de no permitir la admisión a mujeres o personas no-binarias a estas fraternidades, reclamo que la institución tampoco ha atendido.

«Yale a menudo afirma que la universidad no puede castigar a las fraternidades porque son organizaciones no registradas fuera del campus», dice la demanda.

Sin embargo, argumenta que esta posición es falsa, porque las fraternidades «actúan como extensiones de Yale», proporcionando espacio para fiestas, mientras que Yale les permite usar el nombre de Yale, las direcciones de correo electrónico de Yale, los tableros de anuncios de Yale y las instalaciones del campus para el reclutamiento.

Las demandantes alegan que la universidad está en violación de la ley federal Título IX, que prohíbe el discrimen por razón de sexo en instituciones que reciben fondos federales, así como incumplimiento de contrato por no proveer un espacio educativo adecuado, según prometido.