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Profesora explica proceso e implicaciones de argumentar ante el Supremo federal

Por Daniel Rivera Vargas

Microjuris.com conversó con la abogada puertorriqueña que ha tenido la rara oportunidad de comparecer a una argumentación oral ante los nueve jueces más importantes del sistema legal estadounidense.

La exprocuradora general de Puerto Rico, cargo que la obliga a representar al gobierno local en foros apelativos y federales, Margarita Mercado-Echegaray, y actualmente abogada en la práctica privada y profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR), explicó que ha sometido diversos argumentos para la consideración del Supremo de Estados Unidos.

En la mayoría de los casos, y como sucede en casi todos los recursos de certioraris que llegan ante ese foro, donde se alega solo se ve el 1% de los casos que le someten, el alto foro ha denegado ver los recursos, pero en dos ocasiones han expedido P y esto ha llevado a Mercado-Echegaray a estar presente ante los jueces supremos.

Los casos en los que participó Mercado-Echegaray ante el Supremo de Estados Unidos fueron Franklyn, conocido como el de la quiebra criolla, que llegó como certiorari desde el Tribunal de Apelaciones para el primer circuito en Boston -en donde la jueza llegó a laborar previamente como oficial jurídico del fallecido juez Juan R. Torruella, y el caso de Pueblo v. Sánchez Valle, que fue elevado desde el Tribunal Supremo de Puerto Rico a la Corte Suprema de Estados Unidos, para atender la soberanía dual y el procesamiento de acusados criminales en foros federales y estatales.

«Es una experiencia completamente distinta a lo que es litigar en los foros locales, e incluso ante el Primer Circuito, que es un tribunal federal», explicó.

«Hay que convencer a un tribunal de difícil convencimiento. Ese es el reto principal”, continuó Mercado-Echegaray.

La profesora aclaró que no le tocó a ella argumentar ante los jueces, sino al licenciado Christopher Landau, del bufete contratado por el gobierno de Puerto Rico en la litigación. Landau es un reconocido abogado, actual embajador de Estados Unidos en México y nombrado por el presidente Donald Trump entre los nombres que consideraba para ocupar cargos en el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

Además de comparecer a la audiencia ante el Supremo, Mercado-Echegaray dijo que le tocó ser parte de los procesos de redacción de los alegatos y la preparación para la argumentación oral, algo en lo que se diferencia, por ejemplo, del Tribunal Supremo de Puerto Rico.

En ese foro federal, los casos que se expiden siempre tienen una vista oral.

“No es solo prepararse por escrito, sino prepararse para una argumentación oral”, destacó la profesora Mercado-Echegaray.

“No todos los abogados de Puerto Rico tenemos la oportunidad y experiencia de argumentar ante un foro colegiado de nueve jueces”, agregó.

Dijo que el proceso incluyó fogueos en universidades como Harvard y con grupos de abogados con experiencia ante el alto foro.

Añadió que la preparación abarca estar lista no solo para los argumentos de la otra parte en el pleito, sino que es usual que en casos ante el Supremo de Estados Unidos intervengan otras agrupaciones como amigos de la corte, por lo que también hay que estar listo para rebatir esos argumentos.

“Es un proceso de preparación intenso”, indicó.

Durante la conversación, Mercado-Echegaray destacó que hay que estar conscientes que los jueces están empapados sobre el tema y que hay poco tiempo para responder sus dudas, porque la vista oral es para aclarar asuntos que no estén claros en los recursos escritos sometidos por las partes.

Las preguntas de los jueces, a veces, más que procurar la respuesta de los abogados en su sala y permitir a los abogados elaborar “una narrativa”, a veces son cuestionamientos para buscar discusión sobre el tema con los otros jueces del Supremo.

En esas preguntas, los abogados y las abogadas pueden ver hacia dónde se inclinan los jueces en su proceso deliberativo, recordó la profesora.

“Es un proceso que pasa volando. Uno lleva tanta preparación, práctica, días de discutir cómo contestaríamos estas preguntas. Son casos de política pública. Se contestan en derecho, pero hay una implicación para el gobierno -en aquel momento- que siempre tenía uno que tomar en cuenta, que más allá de lo que dice la ley y los libros, está el mensaje que se lleva, así que en ese momento pasa todo volando”, sostuvo.

“Para mí fueron experiencias que no puedo sustituir, sobre todo la vista oral: meses antes, preparación escrita, los paneles de fogueo… No es un accidente cuando se llega allá ante el juez”, afirmó.

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