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Israel y Palestina en tambaleante encrucijada legal internacional

“El foro internacional ha incidido dramáticamente en la ausencia de una respuesta al conflicto”, reconoció el profesor Luis E. Romero Nieves, catedrático de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.

Por Daniel Rivera Vargas

La mortal pugna entre Israel y Palestina no solo tiene ribetes históricos y religiosos, sino que está enmarcada en un proceso legal internacional extenso, lleno de aparentes buenas intenciones, pero que expone las debilidades de estos mecanismos de derecho.

“El foro internacional ha incidido dramáticamente en la ausencia de una respuesta al conflicto”, reconoció el profesor Luis Enrique Romero Nieves, catedrático de derecho internacional público en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.

En entrevista con Microjuris, Romero Nieves hizo un recorrido histórico por el uso de las herramientas legales en el conflicto israelí-palestino, y cómo estas situaciones incluso son anteriores a la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En primera instancia, aunque las luchas entre los pueblos israelíes y palestinos llevan miles de años, el profesor explicó que Israel fue expulsado hace siglos de lo que consideran su país por el imperio Otomano, de origen árabe, como los palestinos. En ese momento, con los judíos expulsados, las tierras fueron pobladas por grupos como los palestinos, que también entienden que ese pedazo de mundo es su país.

Cuando estaba terminando la Primera Guerra Mundial, en 1917, la recién formada Liga de las Naciones, antecesora de la ONU, le delega al imperio británico tomar medidas para lograr la autodeterminación y la viabilidad económica del pueblo palestino, que en ese momento no eran un Estado, aunque ocupaban las tierras que incluye lugares como Jerusalén y la Franja de Gaza.

“Cuando se crea la Liga de las Naciones, se toman medidas para que los pueblos sometidos a subordinación política se encaminen a ser territorios autosostenibles y viables, hasta alcanzar un gobierno propio”, contó Romero Nieves. “Lo que aspiraba era a erradicar la dependencia y se planteaba que en la medida que no hubieran territorios poseídos por potencias mundiales, de esta forma se hacía posible la paz y seguridad internacional”.

El imperio británico no logró su encomienda para Palestina, contrario a otros territorios que sí lograron ser declarados estados e independizarse. “¿Por qué? Porque había y sigue habiendo una fuerte oposición del pueblo de Israel, dónde los vamos a ubicar, no pueden según ellos estar en sus tierras, en la tierra prometida”, sostuvo Romero Nieves.

Romero Nieves explicó que, en derecho internacional, los estados soberanos tienen que tener unas características particulares para ser una nación. La convención de Montevideo, Uruguay, de 1933 establece que para que un soberano sea soberano debe tener un territorio definido, una población permanente, un gobierno propio y capacidad de generar relaciones internacionales.

Entonces, en la medida que Palestina ha sido históricamente tratado desde una óptica de territorialidad, los gobiernos no le reconocen internacionalidad.

“Su territorio está saqueado y sometido a desestabilización. Ese espacio denominado la Franja de Gaza es la esquina que se ha designado, pero los palestinos desde épocas tempranas comenzaron a percibir su desplazamiento, cuánto es su hogar y como respuesta a ese desplazamiento, se ha recurrido a la lamentable herramienta de lo que podemos llamar terrorismo”, indicó Romero.

Tras el resultado de la Segunda Guerra Mundial, se entendió terminado el mandato británico en la zona y la nueva organización creada a nivel internacional, la ONU, trató de tener un rol más activo en la región, y adoptó un sistema parecido de mandato bajo lo que se conoce como el principio de administración fiduciaria, explicó Romero Nieves.

“El acercamiento que intentó la ONU fue el de dividir el territorio, crear dos estados independientes, uno árabe y otro judío, y que Jerusalén, que es la que ambos reclaman, se sometiera a un régimen internacional, que no pertenecía a nadie, perteneciera a todos, que Jerusalén perteneciera a ambos. Jerusalén es la tierra prometida para ambos, el espacio que Dios -Alá para los palestinos y Jehová para los judíos- les dio a ellos, y que entienden les pertenece por designio divino”, contó Romero Nieves.

Pero la administración fiduciaria y la Jerusalén bajo régimen internacional murieron casi al instante porque Israel rápidamente decretó su independencia antes de que la ONU ejecutará su plan. En 1948 comienza enfrentamientos militares contra países árabes vecinos y también inicia el reclamo de territorios que bajo el imperio británico se les reconoció a los palestinos. Israel gana estos combates militares con sus vecinos, dijo Romero Nieves.

“Se entiende que más del 75% del territorio que habían cedido los británicos a los palestinos fue ocupado (por Israel). Esto provocó un éxodo masivo de palestinos y un debilitamiento de la zona”, señaló Romero Nieves.

Los mecanismos legales se trataron de usar una vez más desde la ONU, con la aprobación de varias resoluciones que buscaban en primera instancia detener la ocupación por parte de Israel, pero no logrando los acuerdos esperados.

En esta etapa nace un grupo importante la Organización para la Liberación de Palestina (PLO, en inglés), dirigida por Yasser Arafat, que logró mucho arraigo, y se convirtió en la fuerza política de mayor cohesión, tanto así que logró que se le permitiera participar en la ONU como un observador de los procesos, aunque no como un estado.

«Esto fue un avance importante, pero también generó incomodidades el pueblo judío, y temprano en la década de 1980 Israel declara una guerra contra el PLO. Eso enardeció la situación. De ahí a entonces, la historia se ha vuelto repetitiva. Se han generado conferencias internacionales, conversaciones buscando la paz entre ambas fuerzas, pero no han dado resultado”, sostuvo el catedrático de derecho internacional.

Ya en la última década del siglo pasado hubo negociaciones que produjeron el Acuerdo de Oslo, donde hubo un entendido entre el gobierno de Israel y el PLO para lograr que se retiraran algunas fuerzas de Israel, se permitió una organización política más clara en territorio palestino y se negoció la liberación de presos.

“Esto creó un espacio de tranquilidad que duró entre ocho a 10 años”, sostuvo.

Pero no todo el mundo estaba satisfecho con los acuerdos y comienzan a surgir procesos de rebeliones dentro de sectores palestinos, que se conocieron como intifadas.

Eventualmente, de ese ambiente de insatisfacción, nace Hamas, que es el grupo que se proclama brazo militar del pueblo palestino y protagonista de los recientes enfrentamientos en la región, dijo Romero Nieves.

Aunque en el pasado las acciones legales han sido una herramienta -exitosa o no- en el contexto de la tensión entre palestinos e israelíes, Romero Nieves dijo que en este momento no hay una mesa de negociación entre ambos pueblos, por lo que la comunidad internacional estará retirada.

Recordó que en la ONU los asuntos de enfrentamientos son evaluados por el Consejo de Seguridad, un grupo con 15 miembros, 10 de ellos países que se alternan y cinco considerados miembros permanentes.

Estos incluyen a Estados Unidos, que es un fuerte aliado de Israel, destacó. Todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad son los países que prevalecieron en la Segunda Guerra Mundial: Rusia, China, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña.

“Poner a esas potencias a actuar en este escenario es casi imposible. Todos tienen poder de veto”, dijo Romero Nieves. “La polarización del conflicto, la división de la opinión es tanta que no hay espacio en el Consejo de Seguridad para tomar decisiones drásticas”.

También, explicó Romero Nieves, hay una realidad del derecho internacional y es que entre países no hay las mismas herramientas que existen entre personas en una sociedad. No hay, por ejemplo, una policía que haga cumplir a los países cuando violan una ley.

“En término del marco legal, aquí hay un conflicto fundamentalmente político y la herramienta jurídica es sumamente escasa”, sostuvo Romero Nieves. “En el derecho internacional hay unos desafíos muy grandes para producir cumplimiento, para producir remedios efectivos”.