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El rol y desafíos de la mujer trabajadora en la reconstrucción de Puerto Rico

La Lcda. Islaim Rodríguez Luna  escribe sobre cómo podemos añadir valor a un Puerto Rico nuevo y reconstruido en equidad para toda una sociedad.

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del(a) autor(a) y no reflejan las opiniones y creencias de Microjuris o sus afiliados.

Por la Lcda. Islaim Rodríguez Luna
Presidenta de Linked Intelligent Legal Administrative Solutions LLC

Los retos laborales en Puerto Rico siempre han sido desafíos que impactan directamente el sector económico. Desde inicios del Siglo XX, en Puerto Rico han surgido mujeres líderes y destacadas que han enfrentado los retos de ser mujer en la fuerza trabajadora, dando su vida y libertad por mejorar las condiciones de trabajo.

Debido a estas luchas de equidad se lograron impactar las políticas públicas desde la década del 1940 e incluyendo la inserción de derechos en la Constitución de Puerto Rico desde el 1952. Entrada la tercera década del Siglo XXI, se aprueba la Carta de Derechos de la Mujer Trabajadora, así como enmiendas a Ley en Contra del Hostigamiento Sexual.

A pesar de todas esas normas, los retos aún persisten. Entre ellos destacamos: las luchas por alcanzar la igualdad de oportunidades, igual paga por igual trabajo en ámbitos salariales, salarios competitivos, por aumentar la tasa en la participación laboral que hoy oscila en aproximadamente un 40% y el discrimen prohibido en todas sus modalidades que laceran la inviolabilidad del ser humano.

La inclusión de la mujer trabajadora en la economía es primordial. Promover la equidad de género en los diversos sectores económicos y sociales debe ser de objeto de discusión y prioridad.

En la última década, nuestro archipiélago ha sufrido el impacto de varios desastres, entre ellos los huracanes Irma, María, Fiona, los sismos en el sur de Puerto Rico y la pandemia del COVID-19, por lo que el gobierno ha decretado varios estados de emergencia que aún siguen vigentes haciendo patente la falta de mano de obra y fuerza laboral para atenderlas.

Dichas emergencias provocan que se inicien procesos para la reconstrucción. El gobierno y los expertos en el tema han establecido que la misma puede extenderse hasta finales de la presente década, proyectando a la industria de la construcción como herramienta de crecimiento económico y de expansión de oportunidades para la fuerza trabajadora.

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Se ha estimado que la necesidad de reclutamiento para prestar servicios en dicho renglón oscila entre 89,000 personas. La escasez de la mano de obra en la construcción ha provocado un aumento en los salarios a ser pagados y hasta la posibilidad de buscar empleados fuera de Puerto Rico.

En la construcción, las mujeres se han involucrado en aspectos de diseño arquitectónico, ingeniería, administración y tareas relacionadas. No obstante, es poco o nada que la relacionen con tareas de mano de obra. Esto claramente representa desafíos culturales para superar los estereotipos en tareas donde la mujer se ha visto menoscabada.

Algunos de los retos que planteo en este espacio son:

  1. La expansión de los espacios de educación y formación para que la mujer trabajadora pueda estar certificada y preparada con destrezas en el ámbito de la construcción y con oportunidades de emprendimiento. Todo esto nos permitirá una actividad industrial que tanto necesitamos luego de que termine el término de uso de fondos destinados a la reconstrucción.
  2. Certificaciones empresariales para entidades dirigidas por mujeres con el propósito de que puedan participar de los procesos actuales de reconstrucción en Puerto Rico.
  3. Incorporación de métodos alternos de solución de conflictos a la hora de poder atender reclamos relacionados a los derechos consagrados a la mujer trabajadora.
  4. La negociación colectiva en los centros de trabajo de la construcción por motivo de la recuperación de Puerto Rico. Esto debe centrarse en las necesidades e intereses de la mujer trabajadora, en sus términos y condiciones de empleo, como lo son espacios seguros para lactancia y libres de hostigamiento sexual.
  5. Mayor liderazgo de la mujer en el sindicalismo asociado a la construcción.
  6. Que las empresas relacionadas a la construcción cumplan con las regulaciones estatales y federales en favor de la mujer trabajadora, garantizando la igualdad salarial, la seguridad pública y ocupacional con la certeza de que toda mujer integrada a la construcción es parte de la fuerza trabajadora que reclama necesidad hoy.
  7. Cero «estereotipación» de las tareas. Somos todas necesarias para el bienestar de Puerto Rico porque tenemos la capacidad de ser formadas en conocimiento de desempeñar múltiples tareas en la reconstrucción de las islas de Puerto Rico.
  8. Abrir las puertas, ventanas de oportunidad, a todos los oficios relacionados con la infraestructura crítica en Puerto Rico, sin descartar ser nuevas emprendedoras o trabajadoras directas.
  9. Fomentar la diversidad de género en la fuerza laboral puertorriqueña y aportar con la participación de la mujer puntos de vistas diferentes para impactar la construcción como motor económico.
  10. Evolucionar hacia una cultura de equidad a través de carreras gratificantes, entre ellas el emprendimiento, que impacten la construcción física y social de un Puerto Rico renovado.

La experiencia en países cercanos al nuestro como lo es México, dictan que en los últimos seis años, luego de sus experiencias con fenómenos naturales que ameritaron reconstrucción, la participación de la mujer trabajadora en la construcción fue de 6 de cada 100 a 11 de cada 100 mujeres. Otro ejemplo es Colombia, que ha logrado que la mujer aumente su participación en la construcción superando barreras de machismo y discrimen.

Porque, ahora bien, las mujeres no lloran… trabajamos y rompemos barreras. Tan es así, que según estudios internacionales en escenarios como los aquí planteados, las mujeres consignan el gran sentido de diligencia, cuidado y excelencia que ejercen en su desempeño. Sus resultados impactan en la reducción de accidentes laborales asociados a las labores de construcción, escenario que anhelamos en Puerto Rico para que la reconstrucción sea fácil, rápida y económica.

Por lo tanto, es necesario concienciar, elevando nuestra voz para que la mujer con su ingenio, destrezas, conocimientos y habilidades se inserte en la fuerza trabajadora tan necesitada para Puerto Rico, en igualdad de condiciones siempre.

Los retos laborales en la mujer trabajadora en las últimas décadas han persistido a pesar de la política pública que las combate. Es menester apelar a la voluntad de toda una sociedad para que los erradiquemos de nuestro entorno.

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