Su mirada cuenta la historia de las voces enmudecidas a lo largo de la historia. Voces encarcelas, estigmatizadas y, si eres mujer, con un fardo adicional repleto de resentimientos sociales.
Imposible seria conversar con ella sin detenerse por varios segundos a repasar su paso por la cárcel desde una trinchera constituida en el cimiento de la educación, compasión y hambre por un futuro brillante para las personas confinadas en Puerto Rico.
Un rayo de luz se construye con cada lección impartida por Edna Benítez Laborde a través del Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas. Es profesora con un doctorado en Filosofía y Letras de la Universidad del Estado de Nueva York (Albany) y un Juris Doctor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.
Combina su formación humanística con su conocimiento del derecho para trabajar con lo comunidad penal y sus instituciones.
«Soy maestra, soy profesora. No obstante el derecho me puso en contacto con lo que eventualmente son mis estudiantes, que son las personas, que de algún modo, padecen el derecho y están privadas de su libertad. Es llevar la universidad, es llevar un currículo humanista y liberador a un ámbito donde es más necesario en mi opinión. Donde más necesario es el derecho y la educación es dentro de las instituciones penales», reflexionó.
Recordó su encuentro inicial, aunque ficticio, con una persona confinada. Fue su amor por la literatura lo que consagró ese choque con una figura encarcelada. El poema al cual hizo referencia es «Que por mayo era, por mayo», el cual describe el estado en el cual se encuentra un encarcelado.
«La literatura, sobre todo la española, está llena de ejemplos tanto de personajes como de autores que padecieron la cárcel. Pero, de niña, mi amor por la literatura y las palabras, me parece que vino de esa pasión de mi abuelo por los poemas. De pequeña nos recitaba los llamados romances viejos de la época medieval».
Fernando Picó, compromiso social e inspiración
Mencionó al historiador puertorriqueño Fernando Picó, quien inspiró su trayectoria de compromiso social integrando sus conocimientos en humanidades y derecho para encabezar proyectos significativos en el ámbito de las personas encarceladas.
«Para mí ha sido una ruta alterna con muchas curvas, con muchas vueltas y obstáculos, pero a la misma vez llena de muchas vidas transformadas y eso es lo que motiva a personas como yo a seguir».
Para ella la cárcel tiene muchos significados. «De momento es una palabra con muchos significados». «La cárcel es muchas cosas y lo primero que pensamos cuando hablamos de la cárcel es en una estructura física, en un espacio arquitectónicamente particular. Construido para encerrar, castigar y separar». También es un espacio en el cual se crean muchas relaciones algunas dinámicas, otras complejas, según dijo.
«Es muy compleja la cárcel. La cárcel es bien triste, es muy ruidosa, huele mal. La cárcel es como un escenario minado. Uno va aprendiendo a escuchar los silencios de la cárcel, las tensiones. He sabido escuchar mis batallas dentro de la cárcel. Pero, nunca voy a normalizar ese lugar».
Construyendo nuevas realidades
Admitió que tiene resistencia con el termino de «libre comunidad». Para ella este concepto «ni es libre, ni es comunidad en muchas instancias». «Creo que parte del trabajo que yo hago también es reformular y plantear nuevos vocablos para describir algunas realidades». «La cárcel esconde problemas y desaparece personas, pero no los resuelve», agregó.
La UPR ofrece a las personas confinadas un bachillerato en Estudios Generales. La oferta académica incluye clases como lenguas, literatura, epistemología, filosofía, historia, matemáticas, entre otras.
Detalló que un currículo de artes liberales proporciona a los estudiantes la habilidad de adquirir el lenguaje, el instrumento fundamental para reflexionar sobre las acciones humanas.
Sobre su ruta alterna
En el Día de la Mujer compartimos un nuevo episodio de Rutas Alternas protagonizado por Benítez Laborde, quien nos comparte detalles sobre su oficio y sus proyectos educativos con las personas confinadas. El Día Internacional de la Mujer, también conocido como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se conmemora cada año el 8 de marzo.
Esta fecha tiene como objetivo conmemorar la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y oportunidades en todo el mundo, así como para recordar y honrar a aquellas mujeres que han luchado valientemente por la justicia y la igualdad en el pasado.
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