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Una oficina virtual: ¿es el modelo de oficina legal que te conviene?

En el caso de la licenciada Mariela García Amador su experiencia trabajando desde una oficina virtual ha sido buena y costo efectiva.

Por Valeria Alicea Guzmán

Cada vez más la profesión legal se va adaptando a los avances tecnológicos. La oficina virtual es uno de los adelantos que muchas abogadas y abogados han abrazado. 

Sin embargo, ¿es el modelo de oficina que a ti conviene?

En el caso de la licenciada Mariela García Amador su experiencia trabajando desde una oficina virtual ha sido buena y costo efectiva. 

«Mi experiencia, en general, ha sido buena. Tan buena que no vislumbro tener oficina física en un futuro cercano. De la forma en la que yo la tengo diseñada a mí me permite trabajar desde cualquier lado. No tengo que llevar a cabo una serie de gastos que conlleva una oficina física», contó en entrevista con Microjuris. 

Ante la pregunta de cuáles fueron los principales retos al comenzar en 2019, la abogada resaltó la búsqueda de clientes y darse a conocer. 

«Yo veo la oficina física en estos momentos es como una base de promoción porque tiene un letrero y la gente cuando pasa guarda el número para llamar después, por ejemplo. Es un beneficio que tiene la oficina física, que la oficina virtual no tiene», explicó. 

Mencionó que el aspecto de globalidad que tiene la práctica que ejerce, que es derecho de inmigración, le permite operar desde la virtualidad. Aunque la modalidad de su trabajo le da flexibilidad, aseguró que los beneficios dependerán del tipo de oficina y práctica.

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¿Qué debes considerar si optas por la oficina virtual?

En primer lugar, la abogada indicó que la oficina virtual no es sinónimo a que no incurrirás en gastos. 

«Todo depende del tipo de oficina virtual que tengas porque hay gastos. Entre promociones, compañías de mercadeo, programas para poder hacer las cosas lo más automatizadas posible. No necesariamente el que sea virtual significa que no necesitas empleados. Simplemente, no tienes una renta que pagas mensualmente», sostuvo. 

Mencionó que, en su caso, es costo efectivo por el tipo de práctica legal que realiza y que su trabajo es 90% y el 10% es presencial. No obstante, detalló que el trabajo virtual no se limita a trabajar desde una computadora. 

«Yo pago permiso de usos, pago programas que me facilitan hacer mi trabajo y proveer mis servicios. Pago una anualidad en un espacio de coworking y tengo asistente». 

Asimismo, reconoció que administrar una oficina virtual no siempre es más barato. 

«Virtual no es sinónimo de más fácil ni es sinónimo de mejor. La persona que vaya a entrar a la práctica tiene que hacer un estudio de mercado para saber qué le va a funcionar para la población a la que se están dirigiendo», aseguró. 

Según la licenciada, una oficina física pudiese ser más costo efectiva si la práctica en la que se desempeña conllevase el contacto directo con clientes o el nicho de personas no tuviese acceso directo a la tecnología. 

«Por ejemplo, la notaría te exige que tengas un espacio físico y ese espacio físico debe ser publicado. Pero en el caso de la abogada de familia, como ahora mismo SUMAC permite que sea virtual, quizás le convenga la oficina virtual», compartió. 

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Pasos a seguir

Si estás considerando optar por la oficina virtual, García Amador compartió las siguientes recomendaciones:

  • Realiza un estudio de mercado

Debes tener en mente qué tipo de práctica y servicios ofrecerás. «Haz un estudio de mercado para conocer la zona. Estudia la población a la que te quieres dirigir. […] Para montar cualquier oficina, sea virtual o física, debes hacer un estudio de mercado». 

  • Busca mentoría

Si conoces a alguna persona que trabaje desde la oficina virtual, pregúntale y asesórate con relación a los programas y cómo es la operación. En caso de que no conozcas a nadie, existen recursos. 

«Hay recursos en el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico que hay una comisión de tecnología. Ha dado talleres gratuitos y hay otros pagados sobre oficinas virtuales. Hay herramientas en la página de la ABA».

  • Recuerda que puedes comenzar poco a poco

La licenciada comentó que, cuando comenzó con su oficina virtual, el programa que utilizó fue Excel. 

«Empecé con tres tablas de Excel. Una para el número que le iba a asignar a los clientes, una para tener récord de las cartas en papel que me llegaban y la tercera para llevar un conteo de mis gastos versus mis ingresos».

Eventualmente, fue adquiriendo nuevos programas que le permiten operar con mayor facilidad y brindar un mejor servicio. «Lo más importante es mantenerse aprendiendo y no tener miedo», concluyó.

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