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Alejandra Ramos: una abogada que rompe los esquemas

Conversamos con Alejandra Ramos Muñoz, quien es abogada y también se desempeña en la industria del modelaje desde muy joven. 

Por Valeria Alicea Guzmán

Parecería que ser mujer, profesional y abogada cabe en un solo molde. Ni tan hermosa, pero elegante. Ni tan esbelta, pero recatada. Ni tan tímida, pero culta. 

A estos estereotipos se enfrenta Alejandra Ramos Muñoz, quien es abogada y también se desempeña en la industria del modelaje desde muy joven. 

«Soy abogada, soy modelo y tengo la licencia de realtor. Me divido entre la abogacía y el modelaje. Estoy trabajando con un abogado notario. No es a tiempo completo, pero me divido con el modelaje», detalló con orgullo y entusiasmo.

Ramos Muñoz reconoce que las profesiones que ejerce no están relacionadas, pero aseguró que ambas requieren que la mujer sea segura de sí misma y empoderada. «Una mujer educada, joseadora, y yo siento que en cierto punto uno tiene que hacer valer sus derechos en cualquiera de las profesiones». 

La isabelina siempre soñó con ser modelo. Motivada por el modelaje cursó un bachillerato en Comunicación con concentración en Relaciones Públicas y Publicidad en el recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Durante el bachillerato, tomó una pausa para modelar en las grandes pasarelas de Nueva York. Sin embargo, luego de casi dos años, decidió regresar a Puerto Rico a completar sus estudios. 

Al culminar sus estudios subgraduados, sintió el deseo de continuar preparándose académicamente. «Nunca pensé que iba a estudiar derecho. Yo me arriesgué. Yo no sabía si me gustaban las leyes», confesó. 

De esta forma, decidió comenzar sus estudios en derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico (UIPR).

Siempre se consideró una estudiante destacada y competente en el ámbito académico. Sin embargo, compartió que la escuela de derecho le creó inseguridad. 

«Yo entro a derecho y yo era la modelo. Esa era yo en la escuela de derecho. Hay este estereotipo de que a lo mejor una modelo no es inteligente», sostuvo.  

Pese a que al principio aprobó los «midterms», mencionó que recibió comentarios desalentadores. Recordó que al recibir la nota de un examen de la clase de daños y perjuicios, el profesor informó que varios estudiantes obtuvieron la nota más alta, que era 28/30. Ramos Muñoz contó que uno de sus compañeros le preguntó qué puntuación obtuvo en el examen. «Le dije que saque 28/30, y me preguntó: ‘¿Tú? ¿28/30?’ Me lo dijo incrédulo».  

«Eso me marcó. ¿Por qué no pueden aceptar que una muchacha que es modelo y que es bonita puede ser una persona competente y sobresalir y destacarse en cualquier ámbito?», cuestionó.  

Ramos Muñoz se considera una persona introvertida y selectiva. Al principio, la timidez no le permitía participar en clase. Hasta que se propuso dejar los miedos y ser más activa. «Para el segundo año, me concentré en participar más en clase y ya los profesores se están acordando más de mí». 

«Recuerdo que cuando estoy saliendo del examen final de sucesiones, un estudiante se acerca y me dice que el profesor quiere hablar conmigo. Me ofrecen el puesto de asistente de cátedra para la clase. Cuando me ofrecen el puesto, yo estoy emocionada y agradecida. La reacción de varios compañeros de clase era: ‘Ay, Alejandra. Él te dio ese puesto porque eres linda’. Yo digo: ‘¿Qué es esto? ¿Por qué me dicen esto? Si yo siento que di mi todo en clase. Yo iba preparada, participaba y salí muy bien de las clases'», rememoró.  

Asimismo, la abogada expresó que tuvo un percance con una profesora que le comentó que nunca pasaría la reválida.  «No sé por qué lo dijo. Acabé en el año de la pandemia. Sinceramente, yo salí traumatizada. Eso a mí no se me fue de la cabeza. Eso siempre estuvo ahí». 

El proceso de desaprender

A la hora de tomar la reválida, los comentarios desalentadores no dejaron de influir en el desempeño de Ramos Muñoz. Según la abogada, las emociones juegan un rol importante a la hora de tomar el examen. 

Luego de tres intentos, logró obtener el tan anhelado «pass». «Para el cuarto intento, yo fui a una psicóloga. Comencé a tomar clases de bienes raíces para tomar un examen donde yo dijera que podía pasar una reválida de alguna profesión. Quería demostrarme que podía». 

Al lograr pasar la reválida, reconoció que cambiar la mentalidad y la forma en que se enfrentaba a la idea de tomar el examen influyó en el resultado. 

«Esto de la reválida es un juego mental. […] Me gustaría servir de inspiración a la gente porque se puede si buscas ayuda y te rodeas de gente que te suma», dijo. 

De igual forma, indicó que para eliminar los estereotipos de lo que es ser una estudiante de derecho y abogada es necesario desaprenderlos.

«Soy bien activa en las redes sociales. He recibido mensajes diciéndome: ‘O eres modelo o eres abogada, decídete’. Estás estudiando derecho, no puedes ser modelo, no puedes publicar fotos en traje de baño, no puedes usar cierto tipo de ropa», comentó.  

¿Cuál puede ser el remedio?, Microjuris preguntó. 

«Creo que es la educación. Tratar de educar a la gente. Para mí la escuela fue bien chocante. Se puede parar de hacer esto con la educación. Son temas que hay que educar para que las personas entiendan. […] Es intentar desaprender y que desde pequeños se inculque lo que es el feminismo», respondió la abogada.  

Además, recalcó la importancia de rodearse de mujeres seguras de sí mismas y brillantes. Mujeres que inspiren y apoyen a otras. 

«Yo trato de demostrar que se puede hacer de todo. Tú puedes ser abogada, puedes ser modelo, puedes vestir como quieras porque te sientes cómoda y porque así eres tú», concluyó.  

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