NOTICIAS

Candidaturas coaligadas: parte de la historia política puertorriqueña

Entrevistamos al abogado y autor de varios libros sobre historia política Juan José Nolla Acosta; a la economista, socióloga, profesora universitaria, analista política e investigadora Marcia Rivera y Manuel Álvarez Rivera, asesor estadístico y administrador de electionspuertorico.org.

Por Daniel Rivera Vargas

Aunque ahora son parte de un debate político y un pleito judicial, la realidad histórica es que en Puerto Rico en numerosas ocasiones han existido candidaturas coaligadas o coligadas, según libros y estudiosos del tema entrevistados.

Microjuris entrevistó a varias personas expertas en el tema y explicaron cómo, en algunos casos, esas candidaturas que contaban con el respaldo de más de un partido político fueron exitosos.

Tal fue el caso de Santiago Iglesias Pantín, un destacado líder obrero y simpatizante de la estadidad que fue electo en varias ocasiones consecutivas como comisionado residente, en representación de varios partidos durante la década de los treintas.

Sin embargo, otras alianzas no lograron el triunfo anhelado, como fue en 1948 la candidatura del exjuez del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Martín Travieso, y la del fundador del Partido Nuevo Progresista (PNP), Luis A. Ferré.

Tras esas elecciones, el mecanismo cayó en desuso y hace poco más de una década fue prohibido por el Código Electoral.

Demanda revive el tema

Recientemente, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) presentaron una demanda para impugnar la constitucionalidad de los artículos 6.1 y 7.9 del Código Electoral, que desde 2011 impiden que dos partidos acuerden una alianza o postulen candidatos por más de un partido.

La demanda plantea que tanto Juan Dalmau como Manuel Natal aspiran por separado a ser candidatos en las próximas elecciones «como candidato de los dos partidos políticos aquí demandantes».

El Poder Judicial de Puerto Rico informó que la demanda fue presentada el pasado 17 de mayo de 2023. Informaron, además, que hay presentadas mociones de desestimación y de oposición, actualmente bajo consideración del juez Raúl A. Candelario López y que aún no hay vistas señaladas.

Candidaturas coaligadas: ¿competencia electoral leal o desleal?

Fecha clave

Fue en el 1924 cuando comenzó una época en que las coaliciones políticas —quizás comparables a las que aspiran PIP y MVC— se convirtieron en protagonistas de la política local por dos décadas, según se desprende del libro «Historia de las elecciones y los partidos políticos de Puerto Rico», del fallecido Fernando Bayrón Toro.

Para la elección general de 1924, expuso Bayrón Toro que en la octava edición de su libro, que «este periodo electoral puede denominarse como el de las alianzas y las coaliciones, pues durante el mismo surgen estos pactos y entendimientos partidistas que se prolongan por dos décadas».

El libro de Bayrón Toro indica que por casi 20 años las elecciones fueron ganadas por grupos llamados Alianza Puertorriqueña, Coalición, Unión Republicana-Socialista, y Socialista-Constitucional, todos aglutinando a más de un partido político a la vez.

La historia lo que demuestra es que las candidaturas coligadas eran práctica común de la política en Puerto Rico, enunció el expresidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico (CAAPR), Alejandro Torres Rivera.

Comentó, de igual forma, que el partido que dominó parte de la política en esos primeros años del dominio estadounidense, para 1904, fue el Partido Unionista.

Candidaturas coaligadas: ¿una posibilidad para las elecciones de 2024?

Este partido, a su vez, nace de otras colectividades. Incluso, hubo partidos municipales que se fundaban de coaliciones entre partidos, como uno en Yauco y otro en Arecibo que tuvieron triunfos electorales.

«En ese sentido ese tipo de experiencias fue normal en todo el siglo XX», sostuvo Torres Rivera. «Fue una constante en el proceso político», aseguró.

Objeto de diversos ataques

Como parte de ese proceso político, las alianzas fueron objeto de diversos ataques, incluyendo las burlas a una coalición a la que el exgobernador Luis Muñoz Marín puso el apelativo de «la mogolla».

Sobre el caso de Ferré, quien en 1948, décadas antes de fundar el PNP y convertirse en gobernador en 1968, Torres Rivera explicó que este participó en una candidatura coligada en la que tenía el endoso de tres partidos políticos, el Partido Estadista Puertorriqueño, el Socialista y el Reformista Puertorriqueño.

Aun así, el junte no prevaleció ante el empuje del Partido Popular Democrático que capitaneaba Muñoz Marín.

Torres Rivera manifestó que luego de esta elección no hubo candidaturas coaligadas, pero que se mantenían como opción hasta que en el Código Electoral de 2011 se prohibió ese tipo de alianzas, una medida que aseguró es inconstitucional.

«Es una limitación antidemocrática desde el punto de vista del derecho constitucional a la libre asociación… El derecho a asociación supone el ejercicio de la no asociación, pero no puede imponer una prohibición a ese ejercicio de asociación», añadió el jurista.

Torres Rivera también resaltó que, mediante la coalición de Unión Republicana y el Partido Socialista de la época, Santiago Iglesias Pantín logró en dos ocasiones el cargo de comisionado residente. Esto fue en 1932 y 1936.

Este junte, aunque ya sin Iglesias Pantín, también logró ganar la comisaría residente en 1940. Además, una coalición de partidos obtuvo el triunfo electoral en varias ocasiones en la década del 20, agregó Torres Rivera.

Mientras, el abogado Juan José Nolla Acosta, quien es autor de varios libros sobre historia política, contó a Microjuris que, en la época del dominio español, la participación electoral era muy poca y que principalmente lo que se manejaba eran controversias personales entre Luis Muñoz Rivera, padre de Luis Muñoz Marín, y José Celso Barbosa, los grandes líderes de la época.

Luego, bajo el dominio estadounidense, explicó Nolla Acosta, es que comienza la estrategia de las candidaturas coaligadas, en la que aparecía un mismo candidato en las columnas de los diferentes partidos.

«Ese mecanismo existió durante varias décadas, comenzando desde principios del siglo XX. Hay varios ejemplos de partidos locales que postulan candidatos con partidos de todo Puerto Rico. Uno de los ejemplos más notorios fue en 1920 en Ponce, donde republicanos y socialistas en ese municipio inscribieron un partido local bajo el nombre de Partido Popular que eligió a los dos representantes por distrito de Ponce y al alcalde, y a los asambleístas municipales», sostuvo Nolla Acosta.

El abogado explicó que en 1924 fue la primera elección general en la que hubo dos coaliciones, cuando el Partido Unión y el Partido Republicano formaron lo que se conoció como la Alianza y el otro era el Partido Constitucional Histórico, que agrupaba al Partido Republicano Puro, de Rafael Martínez Nadal, junto al Partido Socialista, de Iglesias Pantín.

Agregó que en 1928 se prohibieron las alianzas, pero los grupos se mantuvieron en entendidos similares, pero bajo partidos únicos y no separados.

Luego, para las elecciones de 1932 y 1936, la Alianza perdió a los liberales dirigidos por Antonio R. Barceló, pero se le une el Partido Socialista y ganan las elecciones, incluyendo la comisaría residente con Iglesias Pantín.

En 1940, la Unión Republicana perdió el control legislativo, aunque mantuvo la comisaría residente en una elección en la cual hubo otra coalición: la Unificación Puertorriqueña Tripartita, los remanentes de los liberales, el Partido Reformista de Miguel Ángel García Méndez y el Partido Reformista de Prudencia Rivera Martínez, quienes incluso llegaron a crear un partido agrícola con la insignia de una pava.

Esto fue la esperanza de restarle votos al recién formado PPD, que finalmente ganó el control de la legislatura.

En 1944 y 1948 hubo intentos de coalición, pero no prevalecieron.

Se concentraron tres partidos. Aunque sufrieron divisiones que llevaron a la formación de nuevos partidos, esto no se convirtió directamente en retomar esa práctica de coaliciones y candidaturas coaligadas, explicó Nolla Acosta.

Por otro lado, la economista, socióloga, profesora universitaria, analista política e investigadora, Marcia Rivera, abundó  que el primer esfuerzo de coalición se puede trazar a 1904, cuando el Partido Unión copó los comicios al llegar a acuerdos con el Partido Obrero, con remanentes del Partido Federal. Este éxito lo repitieron por varios años, hasta el 2012.

También hubo la Coalición entre la Unión Republicana y el Partido Socialista entre el 1932 y el 40, así como la Alianza tripartita, o el Pacto Tripartito, entre el Partido Unificación Puertorriqueña Tripartita, Partido Laborista Puro, y Unión Republicana.

Rivera destacó que estos procesos de coalición desaparecieron de forma activa desde la época del 40, coincidiendo con el afianzamiento en el poder del PPD, que nació de pactos y acuerdos con diferentes sectores.

Algunos de esos acuerdos fue con los independentistas, siendo muy influyentes en la política social que promulgaba ese partido, pero que luego se alejó estos sectores, al punto de «demonizar, perseguir y hasta encarcelar» a sus opositores en momentos como 1952, cuando parecía que el PIP podía ganar las elecciones, indicó Rivera.

Más adelante, se instaló un proceso de bipartidismo que se benefició de un sistema que lo fortalecía, con leyes que hacían difícil formar nuevos partidos como las exigencias de una enorme cantidad de endosos y que incluso requería que fueran juramentados ante notario.

¿Cómo llegaron a existir cinco partidos?

Rivera mencionó que el pueblo buscaba cómo crear sus propias alianzas mediante el voto mixto o por candidatura, rompiendo el bloque que presentaban los principales partidos.

Recordó que esto ha llevado a una erosión de los partidos, al punto de que desde el 2000 el PPD no ganó la gobernación sin votos fuera de su colectividad.

«En el 68, menos del 1% de la población votaba mixto o por candidatura. Hoy eso está cerca del 40%. Dime tú si los electores no son más creativos que los políticos… La gente te está diciendo que a mí no me van a poner la camisa de fuerza del bipartidismo», observó.

Evolución al voto mixto

Rivera percibe las candidaturas coaligadas como un tipo de evolución al voto mixto. Para la investigadora, las candidaturas coaligadas «deben existir como norma en nuestro sistema electoral, la norma debe ser que existan. Cuando se han eliminado ha sido por el interés de un partido dominante que teme perder frente a una unión de sus opositores».

Enumeró varios ejemplos de las veces en las que en Puerto Rico se restringieron las candidaturas coaligadas.

«La primera vez que se prohibió fue en 1919, cuando el Partido Unión vio que los dos partidos identificados con la estadidad, el Republicano y el Socialista, podían unir fuerzas. Entonces, las prohibieron. Esta prohibición duró hasta 1924, cuando Unión se percató que solo no lograría ganar y enmendó la ley para permitir las alianzas».

«Los partidos deben tener la posibilidad de una alianza o coalición en nuestro sistema electoral, como existe en la gran mayoría de los países del mundo», sostuvo.

La profesora dio el ejemplo de Uruguay, que describió como «profundamente democrático» y donde el partido que dominó desde 2005 hasta 2020 las elecciones, el Frente Amplio, en realidad era la unión de 19 partidos minoritarios.

Rivera contó que se requirió otra coalición de partidos para derrotar al Frente Amplio.

La investigadora añadió que las alianzas de partidos políticos pueden ser de corta o larga duración, pero también pueden servir para impulsar acciones o programas particulares.

Rivera sostuvo que un partido que se beneficiaría muchísimo de las alianzas podría ser el PNP junto a candidaturas independientes o partidos nuevos, porque podrían aunar esfuerzos a favor de la estadidad.

Quizás una coalición política sea el camino para finalmente encaminar un proceso de descolonización, reflexionó la académica. «Eso ningún partido solo lo ha logrado», mencionó.

De otra parte, Manuel Álvarez Rivera, asesor estadístico y webmaster de electionspuertorico.org, coincidió con otras figuras entrevistadas en que los primeros esfuerzos coaligados datan del 1924, cuando el Partido Unionista que había estado hasta ese momento opuesto a candidaturas coaligadas.

Eventualmente, hacen una alianza con su tradicional adversario, el Partido Republicano Puertorriqueño, para evitar que estos se unieran en una alianza con el Partido Socialista.

Ambos partidos creían en la estadidad. Pero, un poco antes en 1920, los republicanos y socialistas promovieron exitosamente un Partido Popular, que no tiene nada que ver con el de Muñoz Marín.

Con esas uniones de 1924, contó Álvarez Rivera que los partidos agrupados en estas coaliciones presentaron candidatos comunes y así comparecieron a las elecciones, una en las que resaltan las alegaciones de fraude y expresiones como «o ganamos por las masas o ganamos en las mesas».

Fueron tan «escandalosas», abundó Álvarez Rivera, que retrasó en Washington que se autorizara la elección de un gobernador puertorriqueño.

Se restablecen las candidaturas coaligadas

Aunque en 1928 prohibieron las candidaturas coaligadas y las alianzas, estas se restablecieron en 1932, y mediante alianzas republicanos y socialistas ganaron varias elecciones en esa época, hasta la llegada del PPD de Muñoz Marín.

Eso no quita que hubo intentos de coalición enormes contra el PPD. En 1944, hubo una alianza tripartita que Muñoz llamó «la mogolla». Luego, en 1948, toda la oposición política se organizó ese PPD. Fueron tres partidos contra uno, con Ferré de candidato a Washington.

Aún así, el PPD retuvo el poder. Este fue el último intento de candidatura coaligada en la historia política.

Aunque la ley electoral mantuvo vigente una posibilidad en la ley de candidaturas coaligadas, esta no se usó por medio siglo y finalmente fueron derogadas en 2011 y se reafirmó en el Código Electoral de 2020, explicó Álvarez Rivera.

«Desaparecen las coaliciones porque sencillamente, como yo lo veo, los estadistas no tenían ningún aliado. Después del 52 solo quedaban tres partidos, no había varios partidos estadistas, era el PPD, el PIP y el Partido Estadista Republicano. Después del 50, las líneas políticas se van endureciendo y no había puntos en común”, reflexionó Álvarez Rivera.

«Hubo una época en que las alianzas electorales y las candidaturas coaligadas eran una parte importante del proceso político puertorriqueño, pero como le dije, desde 1952 los partidos comienza a brillar con luz propia, en palabras del ilustre Fernando Bayrón Toro. Y la gente dejó de usar las candidaturas coaligadas. La gente fue perdiendo la memoria. Todo quedaba en los libros de historia. La última vez que hubo una candidatura coaligada fue en 1948. Nadie menor de 93 años en 2020 tendría memoria histórica de haber votado por una candidatura coaligada», sostuvo.