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Declara la tercera semana del mes de febrero de cada año como la Semana del Apicultor Puertorriqueño.
Cuando se escucha la palabra abeja, la mayoría de las personas piensan en la miel, y quizás en la cera, pero muy pocos asocian a las abejas con el equilibrio ecológico. Sin embargo, la función más importante de este insecto, es mantener un equilibrio en el ecosistema y esto se logra mediante el proceso de polinización de los principales cultivos de frutas, hortalizas y vegetales, o plantas no cultivadas que impiden la erosión del suelo.
El término polinización hace referencia al desplazamiento del polen desde una flor a otra. Este fenómeno, tan sencillo a primera vista, trae consecuencias inmediatas y de gran trascendencia, como la formación de frutos, (de importancia vital en la agricultura) y la formación de semillas, que sirven para perpetuar o multiplicar los especímenes vegetales. Una polinización más profusa, lograda por este importante insecto, estimula producciones más abundantes en un gran número de cultivos agrícolas.
La apicultura es la ciencia aplicada que estudia la abeja melífera y, mediante la tecnología adecuada, puede ofrecer beneficios económicos. Se distinguen algunos beneficios directos de la venta de los productos apícolas como la miel, polen o cera; e indirectos como la irrigación de polen en los cultivos. La apicultura data de tiempos inmemoriales. Hay papiros egipcios, del año 2400 A. C., donde se observa la referida práctica. Esto se debe a la gran importancia que tiene la apicultura para promover el equilibrio ecológico y fomentar el desarrollo de los cultivos de frutas, vegetales y otros alimentos de importancia para la nutrición de nuestro Pueblo.